Como ocurre con el vino y las uvas, los cereales traen consigo de forma natural levaduras y bacterias que se activan cuando mezclamos agua con harina. Esta mezcla de agua y harina, con sus levaduras y bacterias, es lo que llamamos masa madre. Al añadir un poco de masa madre a la masa, las levaduras y bacterias se ponen a trabajar y a fermentar la masa.

Las levaduras salvajes son lentas y eso hace que las bacterias tengan también tiempo de entrar en acción y otorgar muchas bondades a nuestro pan al bajar el pH: mejor sabor y aroma, más digestivo, menor índice glucémico, poder saciante y mayor durabilidad. Los panes de EL HORNO DE BABETTE son 100% masa madre porque no llevan levadura de panadero (a excepción de la barra Madpakke y la familia de los enriquecidos). Por eso notarás una ligera acidez, que sorprende de primeras pero que es clave en la complejidad aromática de nuestros panes.

Lo mejor es guardar el pan en un paño de algodón o lino sobre la encimera e ir sacando las rebanadas que te quieres comer. A partir del segundo día te recomendamos que le des un golpe de calor. Si optas por la opción de congelación te recomendamos que lo hagas en cuanto llegue a casa, así podrás ir sacándolo cuando quieras consumirlo, dejándolo descongelar o calentándolo en tostadora o el horno.

Puedes o bien comerlo y mantenerlo tapado con un trapo o congelarlo. Si optas por la opción de congelación te recomendamos que lo hagas en cuanto llegue a casa, así podrás ir sacándolo cuando quieras consumirlo, dejándolo descongelar o calentándolo en tostadora o el horno. Si lo tienes fuera, te recomendamos que le des un golpe de calor en el horno antes de consumirlo, lo revivirás y ganará de nuevo corteza.